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viernes, 25 de noviembre de 2022

SUPER MARIO 3D WORLD: UNA OBRA MAESTRA

 


Recuerdo lo imponente de los AAA por la cantidad de detalles, desde las texturas de un árbol o un ropaje hasta el cielo y las nubes, la música, el uso de los botones o el hecho de jugar por 45 horas promedio y que un juego siga dando de sí. Hay trabajo allí y hay mucho dinero. Pero lo traigo a la mesa porque he estado jugando Super Mario 3D World para completarlo al 100% y me sorprende lo que significa, lo que hace, la filosofía y la perspectiva que tiene Nintendo. Es francamente impresionante el cambio. Es de un extremo al otro. Y no solo hablo de lo gráfico. 

Le importa cinco a Nintendo todo eso, le importa un bledo cómo se ve una textura de ropaje de otros estudios; es su filosofía y paradigmas al máximo, es la perspectiva de desarrollo de unos años, empacado en un disco, luego al que le hacen un remake en Switch y listo, a vender, pero a vender la forma en la que Nintendo ve el mundo. 

3D World es creatividad de diseño de niveles al mil por ciento. Nintendo pone unas fichas y las organiza como si fuera Lego, para que el jugador pase por ahí y tenga dos minutos de felicidad en el control; luego descansa y, con un poco más de experiencia, puede volver a jugar esa felicidad de nuevo. El juego es una readaptación del pasado de los juegos de Mario en dos dimensiones de scroll, directamente a 3D, jugándose de lado, pero no al mismo tiempo. 

La idea del 3D world es brillante, basada en la simpleza. Porque asombra el grado de la simpleza de este bicho y todo lo que crea con esta creatividad. Pone unos árboles aquí, unos cubos moviéndose por allá, ve el alcance de la forma de saltar, y le salen 200 niveles sin repetirse. Es una locura, todos funcionan, todos resuenan entre sí, todos tienen una idea base, de lujo. A todos se les puede meter cuatro jugadores y a todos ponerles un reto y darles felicidad como si nada. El juego es una sucesión de bocados de sushi que masticas, degustas y pasas, luego al siguiente. Puede que te canses al décimo seguido, pero vas otro día y encuentras refrescantes y deliciosos otros nuevos sabores. 

O, por ejemplo, cuando juega con los trajes, solo pone dos o tres polígonos redondos con la tecnología vieja de WII U con la que el juego sigue funcionando perfectamente. En otros juegos a esos polígonos les harían texturas de rocas, con un cielo perfecto, pero aquí nos contagian de su importancia: es solo para jugar en este parque de Mario virtual. 


Les pongo otro ejemplo: las imágenes o texturas del cielo o las montañas, o también el gasto de recursos en los jefes finales, o el tiempo en ubicar cosas pequeñas para que no se sientan tan vacíos los niveles. Esas son cosas realmente accesorias. Porque al juego solo le interesan las mecánicas; va directo y sin asco a que el jugador tenga esas simples sensaciones jugables, incluyendo las de salto y la velocidad de los personajes, junto a la permanente invitación a que golpee enemigos en la cabeza mientras entiende el reto. Nada más. 

Puede que un día de estos ni siquiera le ponga algo de gráficos y de belleza, que el juego se quede en gris; igual funcionaría. Pero Nintendo también sabe de colores y de ponerle alegría a esa fiesta mecánica: los escenarios tristes son alegres, los niveles difíciles son coloridos, los niveles fáciles son un juego de nuestro niño interior y todos se sienten como el parque de recreo de un colegio; todo es divertido de ver, todo es un pequeño set, un pequeño diorama divertido donde le interesan poco los detalles externos, incluyendo la competencia de Sony o Xbox. Pone la importancia donde debe para que el jugador se lo crea y disfrute, y el carrito de emociones empieza a andar fácil.

No hay vegetación a escala, no hay texturas de jean ni de metal, ni piel, aves, ni viento, ni nada; todo luce como fichas gigantes de Lego, especialmente diseñadas para emocionar, para invitar a jugar a cualquiera. Porque precisamente, esa es su mayor virtud. Es un juego para todos, es un juego que jugarás eternamente, es un juego que niños y viejos y no jugadores pueden jugar como si nada y es un juego donde se puede conseguir todo lo que hace un experto y, además, si quiere ser un experto, se puede conseguir fácilmente. 

3D Word es una obra maestra del diseño, la simpleza, la obviedad, la diversión, la ejecución y la duración. Es vasto por jugar a partir de pequeños shots, repleto de cosas y es, como lo hace casi siempre Nintendo, un juguete eterno, y mucho más dinámico y eterno por su valor portátil ahora en Switch, cosa que lo hace aún más trascendente. 

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