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miércoles, 2 de febrero de 2022

EL PACTO (O LA CRISIS) DE LA INDUSTRIA DEL VIDEOJUEGO

 

Sin tantos juegos en el panorama que antojen comprar consola y, sobre todo, por lo sucedido por la pandemia, en el 2021 se dio la oportunidad a muchos, incluyéndome, de jugar juegos viejos. Hemos atravesado una zona algo desértica de títulos pesados AAA que solo vio oasis en Halo en diciembre del año pasado y en Metroid Dread. Ya las cosas empiezan a moverse en febrero, pero yo tuve la oportunidad de adelantarme en casi todo el catálogo de Wii U en Switch y jugué varios indies para PC que, por el constante aluvión de títulos, no hubiera tocado antes. 

Y es que fueron todos los desarrolladores que se vieron en ello, en un particular interés por los remastered, por las revisiones, por montar una infraestructura para que juguemos juegos viejos, que salvaron las papeletas de, por ejemplo, Nintendo, que tiene reservado un 2022 bastante grueso. Hubo un especial momento de preguntarse cómo se preservan y cómo se jugarán los videojuegos viejos en la actualidad, incluyendo la consola virtual de Nintendo o generando la competencia del Game Pass por parte de Sony. 

Es decir, nunca se había visto tanto ese interés por ganar dinero de juegos viejos, mientras la industria se toma el tiempo para desarrollar videojuegos nuevos de calibre, sabiendo que los tiempos aumentan considerablemente debido a los detalles y presupuestos. Hoy, gracias a 2021, se están preguntando qué se puede ofrecer, si habrá juegos del catálogo de PlayStation 1 o 2 o 3 o juegos de la primera Xbox, en Spartacus o en Game Pass, respectivamente. Por primera vez, como el futuro de los juegos que todos esperan está lejos para la industria, se organizó una generalizada mirada al pasado que hasta nosotros tuvimos. Un momento interesante.

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