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domingo, 31 de mayo de 2020

THE LAST GUARDIAN, LUCAS Y TRICO

@Selinkoso



La vida es, francamente dura. Hay un juego de cinismo y de sarcasmo entre todas nuestras relaciones humanas y en nuestras dificultades. Una especie de chiste donde las cosas que no tienen que pasar ocurren al mismo tiempo. Y este escrito es un recuerdo de las formas tan extrañas, e irónicas en los que la vida funciona. Es uno muy íntimo y muy personal, incluso relacionado con un videojuego. 

Desde 2009 esperé el lanzamiento de The Last guardian, esperanzado en que cumpliera las promesas que nos hizo Shadow of the Colossus. Lo esperé con mucho hype. En su momento lo veía como un premio por salir de la universidad, como una razón para vivir y entender el mundo, una ilusión de esas de fanboy que te llenan el alma. Estaba ilusionado como si fuera navidad. Pero esa navidad, se postergó, cuando año tras año y ante los conflictos que tuvo el juego en su desarrollo se retrasaba aún más, o ni se sabían noticias de este. Todos los que seguimos de cerca la información de la comunidad de videojuegos supimos el problema del lanzamiento de uno de los directores más importantes de la industria, como lo es Fumito Ueda. El juego que inicialmente fue esperado para PlayStation 3 pasó con todos los tropiezos del mundo a ser catálogo de inicios de Playstation 4. En resumidas cuentas, ante tanta postergación, el juego tomó 9 años de espera. 

Durante todos esos años de adolescencia, juventud y mientras que trabajé después de la universidad estuve acompañado por un ser que amé toda la vida. Desde 2002, me acompañó un perro.

Mis padres se separaron y mi papá se fue a vivir a otra casa. Pocos años después llegó Lucas, el típico caniche producto de una mezcla rara de french puddle sin cola, que trajo mi tío hermano de mamá, proveniente de Bucaramanga. Bromeaba con que mamá dormía con él: “Era el perro nuevo que dormía con mi mamá”. Pero Lucas se volvió fundamental, me generó compasión por la vida, me hizo entender el peso de las enfermedades, la conexión preciosa con un ser vivo que espera todo y nada de ti, al mismo tiempo y me enseñó, a ver el proceso de como maduramos los seres vivos con el paso de este. Crecimos como hermanos, en el principio nos llevamos mal, no lo entendía, no sabía del lenguaje no verbal que se debe tener con ellos de parte de un niño y fui aprendiendo su comportamiento, la forma de comunicarme con él. Mientras que cada año que pasaba, yo terminaba mi universidad, salía a la realidad laboral, quedaba sin trabajo, mordía el polvo y esperaba a The Last Guardian, cada uno de los integrantes de mi familia nos enamorábamos más de él.

Luego el E3 de 2015 finalmente lo demostraba: el juego estaba en desarrollo, y tenía esperanzas. Pero además iba descubriendo lo que tenía: una familia increíble que siempre me ha apoyado y amado, un hogar de tranquilidad máxima y un perro que cuando amanecía y salía de la cama de mamá tenía que venirse a la mía para no soportar más frío y seguir durmiendo después de las 4:30 am. Me levantaba a las siete y Lucas desayunaba conmigo. Cada día, terminaba sus horas de sueño en mi cama. El aprendió a pedir comida, demostrar sus ganas de salir a pasear y escuchar vecinos y saber que hacían. Ladraba a los aviones, reaccionaba ante mis palabras y amaba su reacción cuando cada uno llegaba a casa. Varias veces salimos a buscarlo porque le encantaba escaparse y varias veces lloramos su partida hasta que lo encontrábamos. Pero Lucas envejecía, lo hacia rápido, sus piernas y visión ya no respondían, sus ojos se opacaban, su comunicación con nosotros se reducía. Y yo cada vez me hacía más adulto.

2016, empezaba con una vuelta casi arrastrado a un trabajo indeseable, me despedían dos meses después, tuve una relación que casi destroza mi autoestima, un E3 con God of war y Breath of the Wild y una fecha de 25 de octubre que luego fue pospuesta para The Last Guardian. A finales de ese año conseguía el mejor y más feliz trabajo de mi vida. Sin embargo Lucas, ya no podía subirse a su cama, perdía todos los dientes y mi abuela se enfermaba. 

El 30 de octubre de ese año, Lucas muere por un derrame cerebral que tuvimos que controlar con anestesia. Experimentaba un dolor que no podíamos comprender. El nombre del expediente en la clínica veterinaria era el mío y yo tomaba la decisión. Su dolor seguía. Recuerdo que mi mama me pregunto por la decisión, mire a mi hermano a los ojos y lo hicimos. Nuestro corazón se rompió y las lágrimas brotaron como si se nos estallaran los ojos. No he dejado de llorar, incluso puedo hacerlo en este momento.

El 6 de diciembre salía el juego. Había esperado toda mi juventud para que llegara el día que más quería que llegara. Lucas se iba y mi juventud con él. Prácticamente enterraba con el juego y mi perro, mis recuerdos de cuando fui un niño. La conexión entre esos dos eventos fue ridícula. El día que llegaba The last guardian, él fallecía, en el mismo año, con tan pocas semanas de diferencia. La vida es, francamente dura. Hay un juego de cinismo y de sarcasmo entre todas nuestras relaciones y en nuestras dificultades. Una especie de chiste donde las cosas que no tienen que pasar ocurren al mismo tiempo. Como una especie de profecía de gitana en película clase b.

The Last Guardian me enseñaba como era la inteligencia artificial de un animal pero yo ya había aprendido a entender de comunicaciones no verbales con un perro, que al igual que Trico me enseñaba a amar a un animal y que me enseñaba la conexión de amor que se tiene por un ser así. A final de cuentas, no era que haya esperado por la llegada del juego, sino que The last Guardian tenía que llegar en el momento preciso. La muerte de una mascota no te ayuda a lidiar con el resto de la muerte, no es un nivel de experiencia, es en realidad una muestra gratis, para que pienses en nuestro tiempo y en su escala y para que sepas que es lo que es la muerte. Pero que cuando llegue otra importante, solo sepas a que sabe.

Con su muerte supe que ya no era el tiempo de verme como un niño, que mis sentimientos infantiles estaban con él y que era un indicador de que ya era tiempo de seguir avanzando. Que la vida trae males duros de llevar y sufrimiento que pone en perspectiva lo realmente valioso. Amé mucho a mi perro y por eso estoy tan loco como para juntar toda esa historia aquí. Gracias por leer.

3 comentarios:

ArtRog dijo...

Gran articulo , disfruto mucho el sitio gracias!

Óscar dijo...

Siempre un placer leerte...incluso aunque sea un palazo emocional, como este artículo. Enhorabuena

Selinkoso dijo...

MUCHAS GRACIAS POR LEER

Es un placer tenerlos por aquí, son de un impulso gigante. Oscar, ArtRog. Seguiré expresando unas cuantas ideas en este pequeño espacio y sirve para descargarse de todo. Tenia este articulo metido desde hace años.