Nostalgia afuera, tengo que venir a decirlo y no tengo pena: la saga termina en un desastre. Es en realidad peor de lo que se esperaba, es una tragedia. Los he jugado todos.
Megaman X1, X2, X3 son bonitos, agradables, jugables y clarísimos en su estructura a varios niveles, incluyendo el gráfico y el de la historia. Se disfruta toda la familiaridad y la rutina del juego averiguando por qué mundo empezar a vencer los jefes finales y así avanzar aprendiendo todas las formas de ataque y el gusto por las armas conseguidas.
En Mega Man X4 la cosa cambia para mejor y todo se renueva. Todo luce espectacular, todo se mueve de forma fresca, todo es impresionante. El objetivo de los juegos en dos dimensiones era llegar a esa cima gráfica. Es un juego claro, disfrutable, con dos caminos, con una curva de dificultad que engancha y que reta, y sobre todo con armas que funcionan. Es divertido el manejo del área de la pantalla y coger las rutinas de ataques del enemigo; resulta la mejor estrategia para superar sus partes difíciles.
A la serie le cuestiono la idea de obligar al jugador a comerse los jefes finales de una sola tanda en la parte final, pero aquí, da gusto. Megaman X4 es una obra maestra del videojuego, que se puede jugar varias veces sin problema y sin tedio o reparo. Logra todo lo que la generación anterior quería y nunca se detiene en el avance: es decir, uno puede seguir moviéndose y hacer time attacks si quisiera porque el movimiento y la fluidez recaen únicamente en la habilidad del esquive y del disparo. Es magistral.
En Mega Man X5 empieza este drama: detona una bomba que luego hará colapsar todo el edificio. No sabe qué hacer para volverse más complejo y enredado; rompe la fórmula dando opciones innecesarias de customización que jamás se terminan de entender, pese a que tan solo la idea de seguir disparando el cañón de siempre mientras que tienes otro traje/arma funciona a las mil maravillas. Te da todo el tiempo un sentimiento de estar jugando algo en lo que no sabes si lo estás haciendo bien, o regalándote ítems o armas o partes de las que no tienes una idea clara de para qué sirven, o números puestos en unas fichas que nadie entiende, dados por retos que nunca supiste que venciste. Todo es una rotunda confusión mientras juegas exactamente igual que el 4. Y de repente, el juego te detiene para avanzar mientras te explica absolutamente todo por medio de Alia. X5 es un intento por volver las cosas más fáciles para todo público, pero le mete opciones que nadie, ni los más expertos, quiere, entiende o necesita. Nadie quiere que le expliquen lo que va a pasar, en realidad, solo quiere jugarlo. Está bien.
X6, por su parte, rompe por completo toda la virtud de lo hecho hasta ese año y te detiene en seco con el peor diseño de niveles que un jugador en dos dimensiones haya tenido en sus manos. El juego rompe su avance, su movilidad, mandando bolitas y ataques todo el tiempo. Te pone a esperar a que las plataformas sean accesibles, te confunde con seguir cosas con cierto traje o ciertas formas demasiado específicas, en momentos específicos. Te obliga a hacer backtracking, pero no sabes por dónde empezar o cómo hacerlo. Además, hacerlo no tiene mérito, ni coherencia, ni lógica. El juego es un collage de momentos jugables, pegados con saliva. Rompe la curva de dificultad de una forma tan absurda que, en varios de sus niveles, tan solo viendo, entiendes que no se puede jugar, que está roto, que nadie quiso que disfrutaras o te retaras con este momento. Nadie, 10, 15 o 25 años después, tiene forma de jugar bien este adefesio añejo y roto. Pero prendes consola, alcanzas a hacer algo.
Ahí la serie muere.
Megaman X7 es un zombi que intenta rascar de los fanáticos unas cuantas ventas, pero le sale mal el cambio de cámara con un sistema de combate demasiado simplificado y lento. El combate no tiene feel con un sistema de disparo en dos dimensiones y un apuntado automático que cambia a perspectiva de tercera dimensión cenital, sin esperarlo. En eso los escenarios se reducen, todo pierde colorido y disparar casi que sobre rieles es miserable. Los gráficos y la cámara lo hacen pasivo, arcaico y jugarlo se ve totalmente estúpido. Se le puede hacer unas cuantas cosas, y jugarlo en su momento brindaría algo de emoción, pero se equivoca de todo, hasta de motor gráfico.
Y aun así nada parece tan cínico como lo que ocurre con Mega Man X8, una clara parodia jugable de sí mismo, con un control roto, sin física y con movimientos ridículos en todo el sistema. Jugarlo media hora es suficiente para darse cuenta de que no hay animaciones ni movimientos, sino reacciones de unos polígonos. E intenta poner la música de los juegos de Play 1 como fingiendo que todo volvió a la normalidad, pero luciendo como se ve, moviéndose como se mueve y con una velocidad extraña que hace todo de plástico y en el aire. Es feísimo y un intento bajo por hacer fan service que logró meterse en el corazón de muchos casi de forma manipuladora.
Y ahí acaba. La saga tuvo una primera mitad brillante hasta el 5, pero lo que pasa después es digno de ser analizado en la historia de los videojuegos. La muerte, zombificación y cinismo de una franquicia que fue asesinada por su propio padre. La Capcom horrible nace con esta muerte.
2 comentarios:
A mi me gusta X5 :(
es un buen juego, pero es un juego desinflado en comparación al 4, y esos detalles que menciono lo rebajan un poco. Pero yo entiendo porqué gusta tanto.
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