El 2021 va a ser un año interesante: en lenguaje de videojuegos puedo decir que no será una secuela, será un DLC de 2020, por lo menos en varios aspectos.
Algunos estudios han estado trabajando en sus casas, otros en sus sedes y otros cuantos pararon después de la pandemia. El año será reflejo de quienes lo hicieron, de qué fue lo que estuvieron haciendo antes de la pandemia y cómo solucionaron durante el aislamiento, en todos los países, las condiciones de los que siguieron trabajando. Los estudios independientes dirán, hablarán mucho ante este silencio de juegos AAA. Ellos, como muchos de nosotros, tuvieron que sufrir grandes consecuencias. Puede que el próximo año no tenga grandes sorpresas; las condiciones tan atípicas de este año que termina tendrán que notarse. Así está la economía global.
La industria del videojuego acaba de hacer su apuesta financiera más grande. Lanzaron nuevas tarjetas gráficas, consolas y creo que casi todos los estudios están lanzando sus cartas para abrir el catálogo de una nueva máquina. O por lo menos, para ser intergeneracional.
Conseguir una nueva PS5 es muy difícil, más difícil de lo normal, con lo que los 5 millones de producción que anunciaron en agosto de 2020 para estas fechas, ya deben estar a punto de acabarse. Pinta que a Xbox Series X le fue también muy bien. Hay muchas Series S por ahí en las estanterías.
La nueva generación empieza cuando todos los estudios estén cerca de lo que se vio en la presentación del Unreal Engine 5, sin necesidad de mentirnos, y el primero que hizo esa apuesta es Hellblade 2, que cronológicamente sería el que más tiempo de desarrollo lleva. Pero ahí está también, Ratchet and Clank, que de forma palpable está mostrando el cambio de consola por más que Demon's Souls lo intente y Astro's Playroom nos maraville con el control.
Más allá del 2021, en los siguientes años los estudios tienen que dejar de mentirnos con cinemáticas CGI e ir directamente por el gameplay de todo lo que hemos visto hasta hoy. Y sí, tiene que lucir como esa presentación de Unreal. Siendo un año en el que también aplicará la transición del inicio de ciclos de desarrollo. Las grandes compañías tienen que hacernos sentir que el hardware nuevo no es un lujo innecesario. Para muchos fue así: después de terminar Miles Morales o de ver que los juegos viejos corrían mejor, la consola quedó exactamente igual que la anterior. Deberán convencernos de que ya es tiempo de hacer el salto.
Pero hay promesas que siguen vigentes. Nintendo, que estuvo en silencio después de aceptar con una modestia brutal el éxito de Animal Crossing, no ha hecho un Nintendo Direct desde hace mucho tiempo, donde pueda mostrar uno nuevo o porque no hay anuncios, como lo dijo su presidente Doug Bowser, o porque el formato ya ha cambiado.
Nintendo vive de un título que vende millones por semestre, pero por debajo de la gran vitrina de la prensa hay medianos títulos, remakes, ports o juegos compartidos que venden muchísimo y mantienen el catálogo fuerte; además, con los anuncios aprendió que ya no los puede hacer con tanta antelación. Adicionalmente, la vida de muchos se ve un poco mejorada porque Breath of the Wild 2 está en desarrollo, como una luz al final del túnel. Tener la oportunidad de ver cuán conectado con Twilight Princess está y de ver qué hay por ahí de cierto con los rumores de una Nintendo Switch Pro que debería correrlo, sería una respuesta al secretismo de varios juegos.
Por ende también entra en la balanza la ausencia de juegos como Bayonetta 3, del que no se sabe absolutamente nada, y de un Metroid Prime 4, del que ya hace falta algo de información.
También nos mantienen vivos a muchos dos proyectos importantes: el primero es el juego de Gen Design con Fumito Ueda a la cabeza, que será publicado en todas las plataformas por Epic y, seguro, sin tanto hype como The Last Guardian, podrá cumplir ciertas expectativas artísticas que hacen falta. El segundo es saber del siguiente proyecto alienígena o espacial de Playdead, del que no tiene nombre siquiera y fue anunciado hace 3 años. Pero también saber algo de Seasons y Everwild.
Hay más: saber sobre Guilty Gear Strive, Gran Turismo 7 y su poderío gráfico. La pregunta sobre qué queda haciendo Naughty Dog y sus equipos de desarrollo. ¿Cuándo empieza la secuela de Ghost of Tsushima a producirse? Información sobre si God of War 2 es un Miles Morales. ¿Qué hace Bend Studio? ¿Qué tiene por ofrecer Bethesda para el resto de compañías que no son Microsoft y cuándo se verá un Elder Scrolls con gráficas actuales? La tensión de no saber nada más de Elden Ring no aguanta otro año, y tener en cuenta que la ausencia del E3, comparado con el montón de conferencias y videos innecesarios durante todo el año, fue más que evidente.
Saldrán muchos juegos, para todas las consolas, pero hay que saber cuál es el siguiente plan de negocios de Rockstar, porque no toda la empresa y el equipo de desarrollo deben estar enfocados en el online de Red Dead Redemption 2 y es importante decir que a Nintendo se le acabaron todos los ports de Wii U. También nos hace falta saber qué pasó con Konami, cuándo jugaremos en consolas Sky de That Game Company y qué futuro tendrán todas las franquicias de Ubisoft que no son Assassin's Creed (Beyond Good and Evil 2). Hablamos mucho de China y durante mucho tiempo estuvimos aislados de lo que pasaba allí, pero ahora el país trata de extenderse en todos los frentes e incluso en los videojuegos, que darán un paso hacia Occidente con juegos multijugador o de un solo jugador como Black Myth Wukong. Creo que la Pandemia ha sido un parte aguas positivo o negativo de lo que se viene para la industria y lo veremos en este año que empieza.
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