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martes, 1 de enero de 2019

NINTENDO TIENE QUE HACER ALGO CON EL AMOR DE MARIO

@Selinkoso


SPOILERS GORDOS!

No me ha gustado la escena final de Mario Odyssey. Durante muchos años hemos estado repitiendo el rescate de Peach ante el secuestro que siempre le hace Bowser y la historia termina manejando una amistad algo enferma con los personajes al final de cada conflicto. Nintendo siempre crea el conflicto y lo magnífica con bombos y platillos, con una producción y con un sistema de juego genial y en este caso, con un nivel de diseño abrumador, divertido y adictivo tan solo manipulando el personaje; para enamorarse más del camino, del juego y de la historia. Pero no de los personajes. Esta vez,  mi cerebro no ha obviado esta repetida y cansina fórmula que se repite una y otra vez.

Los desarrolladores han metido el plano amoroso y romántico en el marco del matrimonio e inclusive Mario se muestra como el "amor" de Peach que impide la boda. Como todo los arquetipos heroicos estamos casi seguros que Mario quiere, ama o siente algo por Peach y eso es transmitido al jugador y  nos impulsa a manipularlo por esa travesía y por esos espectaculares niveles. Efectivamente, no soy capaz de encontrar algo negativo en el aspecto jugable de este juego, pero en su historia que alcanza increíbles niveles de emoción, caídas, subidas y giros, el final deja mucha deuda por varias ligerezas. Ligerezas ya imperdonables por haberlas visto tantas veces. 

Entiendo que un juego de esta naturaleza importa por el control en un 90% y su historia en el restante 10%, pero su final, no le permite tener esa conclusión que deseamos tener tras todos estos años a los que rinden homenaje.



Da toda la impresión de que Mario quiere abrazarla, o recibir un gesto de cariño de Peach y Bowser se atraviesa. No hemos recibido ninguna "recompensa" sentimental tras haberla seguido hasta la luna y haber pasado por todo esto, por que la historia y Peach le quitan total valor equiparando a Mario con Bowser, o dejándolo sin castigo. Ó deja a Peach sin ver la magnitud de lo que le ha pasado. Bowser "jugaba", pero de paso casi mata a Mario varias veces y se roba a una chica las veces que quiera. ¡Es que no pasa nada al final de cuentas! ¡Peach se va a su casa sola! No había que preocuparse, no había que jugar, no había que correr por que el villano no recibe su castigo.

Insisto, el juego construye demasiado sobre la importancia del conflicto amoroso, sobre el secuestro y el rescate, sobre el sentimiento de amor para seguir con ese arquetipo de siempre y lo destruye en un minuto, quitando le valor a la odisea. 

Y Mario, ahí. Sin aplicarle alguna justicia mas efectiva a Bowser una y otra vez y recibiendo nada de Peach, una y otra vez. Sin embargo si ella decide que no quiere nada  ¿Por qué seguimos este juego del romanticismo? ¿Por qué se abre esa puerta siempre? ¿Por qué la repiten tanto? Algo tiene que pasar en la relación de ambos, alguna claridad debe nacer o algún villano nuevo tiene que aparecer para ponerle fin a un estímulo de juego que se usa varias veces por su condición de historia infantil, pero que esta vez, aborda con un poco mas de riesgo y profundidad el tema del amor, y las razones del rescate y fracasa.

Ya es tiempo de que Nintendo le ponga una personalidad a Peach, para que no pase por alto esos secuestros, para que la historia alcance esa épica creativa que persigue y para que las mecánicas importen aún mas. Ese es un factor humano que se usa para manipular al jugador, pero que lo rompen muy simplemente en ese final.

Es que es una relación de a veces si y a veces no durante muchos, muchos años. Los tiempos cambian y Nintendo se rehúsa a manejar el tema de las relaciones amorosas con un mejor tino, sabiendo que miles de películas infantiles hoy por hoy, lo hacen con mayor significado. Como lo ven, Peach al final les dice suficiente a ambos y ambos se consuelan entre si por ese no rotundo.

Por lo cual Mario: ya te dijo que no, ya déjala ir. Nintendo no puede volver a usar ese impulso o recurso una vez mas. Es cansino, esta quemado, esta mal. No puede volver a funcionar.