Super Nintendo fue la mejor consola de todos los tiempos debido a que por primera vez se estaban creando los estándares estéticos, artísticos y creativos de lo que hoy se establece como videojuego de la forma más clara. Por primera vez, se podían hacer conjugar todas las ideas más allá de simples píxeles que aparentaban imágenes, pero adicionalmente fueron los juegos que por fin golpearon primero a toda una generación, los juegos que tenían dinero e interés para el público, los que se vendieron, los que nos permitieron hablar con nuestros amigos. Los juegos asequibles al mundo hambriento de lo que aportaba. Juegos contundentes y felices. Inspiradores y creativos. Llenos de mecánicas increíbles.
Mi experiencia en la consola empezó con A Link to the Past, que es masivo y contundente, con sus templos y su historia. Se medió con Alien 3, que se juega con tensión y dificultad increíble, entre mecánicas de disparo complejas y un escenario laberíntico. NBA Jam que me daba horas de diversión entre la precisión y la exageración mejor entendida del basketball. International Super Star Soccer que brindaba la pasión del fútbol entre los trucos y las manías para meter un gol.
Contra 3, que exageraba el disparo al máximo y del que todavía recuerdo cómo se sentía esa inercia de balas y saltos. Teenage Mutant Ninja Turtles IV: Turtles in Time, que me dio los mejores momentos con mis primos y mi hermano, y del que aprendí a cómo combatir todo tipo de enemigos, como jugar bien y cómo lanzarlos contra la pantalla. La complejidad del control y la forma de Killer Instinct entre sus mecánicas casi matemáticas, sus conexiones de combos y su ritmo absurdo y lógico.
Pocky & Rocky, del que ahora considero que toda expresión de cultura japonesa es realmente bella, difícil y bullet hell. Jugué y jugué como un demonio. Sunset Raiders era tan divertido, épico, diseñado con tanto estilo y maravilloso por su entorno y sentimiento arcade que representa la mejor parte de los jefes finales de su época. Joe & Mac 3, un plataformas subestimado, difícil y único de jugar, es una de las mejores combinaciones de ideas para un juego. Terranigma, que considero que le sacó todo el provecho a la consola.
Megaman X, que era condenadamente bonito, muy divertido de jugar y de aprender a fracasar, con su particular curva de dificultad: difícil al principio y luego al final. F-Zero, que iba a otra velocidad, y que te impulsaba a pensar cómo sería el futuro. Super Mario World, eterno. Aladdin, que brillaba por sus saltos; The Magical Quest Starring Mickey Mouse, por sus disfraces en esos mundos de fantasía. Goof Troop, otro de los mejores juegos de la historia, por su diseño de puzzles, enemigos, pantallas y el sistema cooperativo. Puzzle Bobble, colorido, mágico, combinando al máximo la precisión, pensar rápido y disparar. Yoshi Island, otro eterno, el juego más hermoso y mejor diseñado jamás creado. Super Punch-Out, preciso y de memoria. No hubo un juego que más haya disfrutado y memorizado. Top Gear que te hacía viajar por el mundo, te hacía fantasear con el exceso automovilístico y la velocidad. The Fireman que narraba una historia tremendamente interesante entre mecánicas brillantes, el disparo del agua y sus trucos. The Adventures of Batman & Robin que por fin ponía en un juego lo que veíamos en nuestros canales internacionales de series animadas y Super Tetris 3 de Blue Planet Software, porque el combate de Tetris por fin era algo de maestros.
Finalmente, me pregunto: ¿algún día le diremos mejor juego de la historia a SUPER METROID porque le decimos a Super Nintendo que es la mejor por tenerlo?
1 comentario:
También Street Fighter II, Super Mario All Stars, Top Gear, Ninja Gaiden Trilogy, Castlevania IV. Muchos y muy bonitos recuerdos de la SNES y de nuestra adolescencia.
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