Si un joven de 26 años entra a un lugar público, armado con ametralladoras y asesina a niños, mujeres y hombres, no solo tiene un problema con videojuegos, tiene un problema con todo: con la falta de educación y amor de sus padres, de su colegio, de sus profesores, del sistema educativo, que nunca percibió en él algún problema psicológico. Es solo una muestra de lo que es la sociedad que lo rodea, de lo que ha construido en él. Estoy seguro de que cualquier problema que caiga en la violencia de parte de un individuo se soluciona a partir de establecer lazos de amor y comunicación con la familia, con los padres, con personas que se interesan en ti y tú en ellos.
Incluso un poco de atención es suficiente. Atención e interés en tus actividades es sentarse contigo y preguntar qué películas ves, qué música escuchas, con quién te relacionas, qué deportes practicas y, por supuesto, qué videojuego juegas. 5 minutos del tiempo de un padre, de un adulto responsable. 5 minutos cogiendo la caja del juego, viendo las imágenes en él, las recomendaciones del creador. 5 minutos descubriendo si el juego que aquel niño juega es apto para su edad.
Hoy se libra una guerra política en Estados Unidos, el mercado más importante del mundo en videojuegos, por parte de sus congresistas, buscando culpables para justificar el accionar de los perpetradores de los asesinatos de la escuela de Connecticut y los del estreno de Batman en el cine de Aurora; por ello, los congresistas hacen una lista:
La Asociación del Rifle, no. La posibilidad de conseguir un arma de alto calibre después de los 18 años en un centro comercial, no. La familia y los padres del sujeto, No. La educación escolar, no. Un trauma psicológico, no. Los videojuegos… SÍ. Hasta los deportivos, simuladores, puzles, de rol, todos los videojuegos son iguales.
Y tu lector gamer, ¿a cuántos ha asesinado hoy?
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