Sin tantos juegos en el panorama que antojen a comprar consola y sobre todo por lo sucedido por la pandemia en el 2021 se dio la oportunidad de jugar juegos viejos. Hemos atravesado una zona algo desértica de títulos pesados AAA que solo vio oasis en halo en diciembre del año pasado y en Metroid. Ya las cosas empiezan a moverse en febrero, pero yo tuve la oportunidad de adelantarme en casi todo el catálogo de Wiiu en Switch y jugué varios indies para pc que por el constante aluvión de títulos no hubiera tocado antes. Y es que fueron todos los desarrolladores que se vieron en ello, en un particular interés por los remastered, por las revisiones, por montar una infraestructura para que juguemos juegos viejos, que salvaron las papeletas de las consolas como Nintendo que tiene reservado un 2022 bastante grueso. Hubo un especial momento de preguntarse como se preservan y como se jugarán los videojuegos viejos en la actualidad, incluyendo la consola virtual de Nintendo, o generando la competencia del game pass de Sony. Es decir, nunca se había visto ese interés por ganar dinero de juegos viejos, mientras la industria se toma el tiempo por desarrollar videojuegos de ese calibre sabiendo que los tiempos aumentan considerablemente debido a los detalles y presupuestos. Hoy, gracias a 2021, se están preguntando qué se puede ofrecer, si habrá juegos del catálogo de PlayStation 1 o 2 o 3 o juegos de la primera Xbox, en Spartacus o en Gamepass, respectivamente. Por primera vez, como el futuro de los juegos que todos esperan estuvo lejos la industria, se organizó una generalizada mirada al pasado que hasta nosotros tuvimos. Fue un momento interesante.
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