Los primeros minutos de juego crean esa
idea de que pertenece al típico genero musical en el que se encuentran Guitar Hero o dance Revolution, es decir, un juego en el que los patrones que vienen adelante
del jugador y que se conectarán con una interacción determinada por nosotros,
generan música. De alguna forma esa interacción se convierte en una melodía accionada
por apretar botones y responder a las interacciones de la
pantalla. La gracia de este género responde a entender el bit o la música
atmosférica que nos indica o nos hace intuir lo que viene con nuestra posible
participación, para que cuando haya un aumento de la velocidad en el ritmo
nuestra respuesta sea casi intuitiva, disfrutable y se permita bailar con el
control.
Sin embargo Thumper no es un
juego musical, por el contrario es un juego que a partir de las interacciones de pantalla, genera música. Su gracia fundamental radica que entre más satisfactoria se sienta esa música, es un mejor
indicador de que estamos jugando bien. En Thumper hay más fragmentación de
melodías y mas estimulo por lo visual debido a que es imposible intuir lo que
viene adelante. Es un aprendizaje para saber responder a tiempo a las interacciones que
dan pequeños mensajes previos. Mejorar el reflejo, entender los ritmos, es ahí
donde el aspecto visual se destaca: luces de neón, metal, brillos, reflejos en
contraste a la oscuridad para que veamos más claramente.
El talento del juego consiste en
que la música creada es aparatosa, metálica, electrónica, pesada, industrial,
futurista, y por ende penetrante hasta el último de los bits. Explosiva. Memorable. No hay mejor
experiencia portable actualmente, con audífonos, oscuridad y silencio dando la idea de que es el mejor juego para la consola de
Nintendo y para aprender un bit con tan solo dos botones.
Inicia fácil, y con el paso de
los niveles emociona con la música y tu respuesta. Emociona jugando bien, e inclusive contrastando con los cambios estéticos, las luces, las animaciones, las
texturas y el digerir la idea y el concepto de un insecto viajando por un
carril. Todas estas ideas van penetrando el cerebro, a punta de creatividad y de libertad
artística. Como un viaje al centro de un dios universal y macabro al que le
gustan los bits. Si se deja el juego, una vez retomado vuelve a emocionar con la velocidad, el viaje,
los choques, los sonidos de buena respuesta y su recompensa. Es un juego extraño, con una idea única, ejecutada con simpleza que no
necesita de un super realismo para sorprender en todos sus aspectos visuales. Es la
perfecta combinación visual y sonora para jugar.
Y como si no fuera suficiente,
todavía hay espacio para la profundidad jugable, para ser un experto de
velocidades imposibles y responder a las melodías casi improvisadas, libres,
potentes y marcadas, como pequeños solos de tambores. Jugar y rejugar para ser mejor, mas rápido y mas difícil, alcanzar la perfección de las notas, ser
el mejor del mundo, en un nuevo deporte electrónico.
Thumper es una obra maestra del
videojuego moderno, una obra con nuevas ideas y una creatividad estrambótica,
imposible de entender a la primera, profundo y que pese a que dá concesiones al
jugador para que se lo pase bien premia la observación y los reflejos. Una obra maestra que obliga al jugador a
entender las reglas con pequeñas pistas y que invita a descubrir solo, el cómo
mantenerse en el aire, al responder al famoso circulo de laseres, el salto, al
rebote volando. Es que es un juego en el que inclusive, perder,
repetir, fracasar es una oportunidad para tener una satisfacción mejor.
Y aun así, ha sido un juego casi
desapercibido por la comunidad de jugadores. Impresionante, potente y rico en lo jugable.
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