Porque tiene múltiples virtudes: me asombran algunas ideas como el volar o el levitar, el intercambio mecánico como si fuera Ikaruga entre la magia azul y la amarilla, entre el fuego y el viento. Es divertido todo lo que se hace ahí con los enemigos y me sorprende aún más la cantidad de jefes que integran esa idea. Es un mundo plagado de confrontaciones bonitas, que alcanzan en varios momentos un balance del disfrute de dificultad cuando, por ejemplo, los enemigos no son tan difíciles ni tan agotadores en su forma de jugar. Si algo es el mayor logro y por lo que merece todos los aplausos, es precisamente porque es bastante agradable, bastante divertido y bastante rápido de jugar. Se obtiene satisfacción y es un reto funcional durante todos sus tramos y durante varias ideas.
Pero es que siento que ya lo he visto todo de este lado de la explotación de la nostalgia, que los recursos debieron integrarse en hacer un enredo de niveles más denso y más grueso en lo mecánico que enganche de una forma más cerebral y compleja. Una complejidad que detenga el ritmo de juego y permita buscar estrategias para vencer, no rápido, sino con más espacios, magias y defensas a los enemigos (el ejemplo es la masa de cuerpos de Symphony of the Night).
Y con eso tengo que decir que me tienen hasta harto los juegos con regeneración de enemigos. Esta idea no va más, no quiero jugar limpiando un área para devolverme y volver a limpiarla nunca más en mi vida. Ni, aunque lo haga Nintendo o Naughty Dog o Retro. El deber es encontrar una forma en la que no sea tan agotador que salgas investigando por una puerta y te encuentres con los doce mil enemigos que acabas de matar por ir a obtener una bolita de luz. Los desarrolladores tienen que medirse, reiniciar ese defecto ya gastado de las dos dimensiones que tanto te rompe en Mega Man o aquí. Eso ya no tiene presentación.
Por ende, no pretendo coger un mazo para destruir sus virtudes, no es el culpable el mismo juego de que esté próximo a alcanzar la perfección y no la logre. El culpable es la misma nostalgia, el juego con el que se disfraza, la simplicidad de sus armas o mecánicas.
Agrego que el arco es genial, el juego se eleva a la máxima potencia estirando el arco, levitando en el aire y apuntando hacia abajo, eso no lo hace nadie y menos con esa perspectiva visual tan bonita. También es genial el intercambio de magias con el dragón y el hada o esa brillantez con la que te enfrentas a los genios de fuego y viento. Ahí el jugador se emociona bastante y da a entender cómo será el juego en adelante. O el uso de la pantalla en horizontal.
Pero algunas ideas, algunas animaciones y uno que otro exceso de jefes finales y subjefes (no recordaba que los juegos así tienen tantos) permiten dilatar la emoción. Incluso pretende en algunos tramos tener ese sentimiento oscuro/gore de los Castlevania (lo que sí logra Blasphemus, por ejemplo), y sus cosas raras no logran verse raras, es decir que, mientras Symphony gozaba de ese sentimiento lúgubre y turbio de sus jefes y su atmósfera oscura y demoníaca, este refleja más bien el anime en la búsqueda de lo épico. Le hace falta misterio y escudos, secretos y sentimientos lúgubres. Tal vez la capa verde no debería haber sido de ese color, sino naranja, y es chistoso que nunca utilice el dash hacia atrás.
Ya creo que en esta industria la nostalgia va en camino de revivir muchas cosas, como juegos de Super Nintendo, o incluso ya se planea revivir cosas de Xbox 360 con mucho anhelo. Pero, siendo sinceros, una vez en las manos, la cosa no trasciende, no pega como se esperaba. Una vez conviviendo con la modernidad, en consolas modernas, en tiempos modernos, el remake y el recuerdo nostálgico no pegan tanto como deberían. Eso es lo que le afecta a este Lodoss.
¿Estarán vendiendo estos juegos? Espero que este sí, espero que este permita cerrar muchos capítulos de muchas personas como el de Igarashi si no tuvieron lo que esperaban de Bloodstained y que permita ver que, pese a todas sus enormes virtudes, debemos seguir mirando hacia adelante, no hacia el pasado. Gracias por leer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario