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viernes, 22 de enero de 2016

PERCEPCIONES TARDÍAS CON LA NINTENDO WII.





Compré hace ya varias semanas una Nintendo Wii con Motion Plus y varios juegos que me interesaba completar con la profundidad necesaria, en un muy cómodo precio, pero de segunda mano. Es una Wii negra con Wii Sports Resort y varios juegos: Wii Sports, Donkey Kong Country Returns, Super Mario Galaxy 1, Super Smash Bros, Kirby's Epic Yarn, Resident Evil 0, Twilight Princess y Mario Kart. De mi parte, y esta sí fue la dificultosa inversión: tuve que conseguir Skyward Sword, la trilogía de Metroid Prime, Punch-Out y el segundo Super Mario Galaxy, todos también de segunda mano. Me programé con la idea de conseguir todos los juegos que son indispensables para jugar. 

Según me parece, el antiguo poseedor de la Wii había instalado un modo denominado Homebrew que abría la consola para un segundo reproductor de DVD y que leía juegos piratas; esto se hacía con un canal de la consola, pero el dueño lo quitó debido a que el mod o el programa no reconocía los controles ni cargaba unos discos, ni siquiera originales. Reinició y formateó la consola, haciendo que funcionara desde esa época en adelante de manera correcta. Hasta que llegó a mis manos. 

Si en efecto me había dejado la consola barata, la ley de Murphy, bien explicada por el papel de Matthew McConaughey en Interstellar, causó sus efectos: fue haber conseguido el Punch-Out y jugarlo, que minutos después el nunchuck dejaba de funcionar totalmente. No importaba qué le conectara, no importaba cómo lo acomodara, ni qué juegos leyera; el nunchuck no funcionaba. Resulta que, a fin de cuentas, pese a que el dueño tenía pleno conocimiento, esta parte del control es una falsificación china, es decir, un accesorio pirata que le funcionó bien todos estos años. La falla fue provocada debido a que alguna actualización o mod especial de Punch-Out impidió que funcionara el stick. Y lo borro del sistema. Mis ahorros estaban acabados prácticamente y, de un último suspiro y asegurándome de una vez por todas, compré un stick ya licenciado para Wii U. Su precio me parece realmente desproporcionado, sabiendo que con 20 mil pesos más (10 dólares) me hubiera comprado un nuevo mando de PlayStation 3. 

Es otro comentario; por cierto, no tenía el dinero suficiente para comprar una Nintendo Wii U y los respectivos juegos de Wii ni los de Wii U. 

Con todo funcional, me abarqué en las delicias del placer, compartiendo de nuevo el sentimiento Nintendo de juego que tanto me hacía falta. Probé el inicio de todos los juegos y me decanté por avanzar en los que más tenía urgencia. Mientras que atravieso la campaña de Donkey Kong Country Returns, voy avanzando en Skyward Sword y descanso con Mario Kart.

Hablemos en profundidad de la consola.


Es increíblemente pequeña, pero diseñada sin un carisma especial. La Wii, como diseño externo, deja mucho que desear; se camufla como un simple reproductor de discos, que brilla en su receptor de DVD, y no aconsejo ponerla mucho de pie porque, pese a que tiene una interesante posición diagonal, siempre en una casa habrá más espacio horizontal que vertical, sin agregar su alto riesgo de accidente en una casa criolla como la mía. Sus botones tampoco me agradan; son toscos y están ubicados en posiciones donde, si se presionan, generan que la consola se mueva. El otro problema es mi problema principal. El plástico brillante se ensucia demasiado enfrente y arriba, y es muy sensible a los rayones, lo que ocasiona que la consola siempre se vea extremadamente sucia y golpeada. Mas si es blanca. 

El punto fuerte de la consola es la ubicación de las entradas y los puertos: todo fácil y rápido, sin esquinas y siempre abiertos, ventilaciones ubicadas con perfección. Y dirigidas muy bien. De cables externos, me impresiona la gran fragilidad del cable del sensor que se ubica encima del televisor con un pegante muy ajustado, que se adhiere demasiado rápido. Me causa curiosidad la idea de las tarjetas de memoria y de los controles de GameCube, de nuevo, si se coloca de frente. Al jugar así se pierde mucha personalidad, sintiendo que estoy jugando en una máquina hecha por nadie. Interesante que Nintendo por fin haya comprendido la idea de alejar el adaptador de corriente, para que pueda ponerse en el piso tranquilamente sin mover la consola.

Imagino que lo que quiso la compañía es enfocarse en el control; hablemos de eso. Más que apreciar o sentir el movimiento del jugador y el indicador en pantalla, el control de Wii gira en torno al movimiento de la muñeca. Aquí se me derrumba un mito y se me instala otro: más que hacer percibir el movimiento, Nintendo ha cambiado de lugar el stick derecho, de tu pulgar a tu muñeca. Punto. Me resulta una revolución solo cuando se aplica con detalle y mimo, pero la mayoría de las veces no es así. Lo explicaré en el análisis de los juegos, cuando toque.

Nintendo es experto en la economía y aquí aplica sus medidas más extremas. Si decidió enfocarse en el mercado casual, el control funciona a la perfección por al menos unos minutos, pero la comodidad se reduce con el pasar del tiempo. Nunca antes los botones son tan difíciles de apretar en un juego tan específico y exigente como Donkey Kong, por ejemplo, pero es que es demasiado difícil cogerlo en posición vertical. Allí se deja las manos a los que crean accesorios y pone todo su esfuerzo para los forros o protectores de goma del control que se acomodan mejor a la mano, pero ni mucho. La cruceta es pequeña y los botones 1 y 2 debieron ser más grandes. Ahora, jugar con el stick Nunchuk sí me gusta bastante por su forma y la ubicación de sus botones; se deja tratar con cariño y se acomoda bien a la mano. El botón Z y el C juegan a la perfección con los dedos y no lastiman. El plástico arriba brillante en ambas partes se ensucia con facilidad y los controles tienden a untarse demasiado de la grasa o sudor humano, perdonen la asquerosidad. No me gusta.

Si en GameCube todo giraba alrededor del botón A, en Wii pasa lo mismo, pero de forma calcada, pero los demás botones se pierden y se vuelven incómodos. Si soy diestro, el botón + queda bien, pero ubicarse al - es peor. Si eres zurdo, lo contrario, es decir, el botón + es el incómodo. Todos los botones están para el pulgar, pero relativamente lejos, cuando se deja todo al control de movimiento. Es imposible no andar preocupado de agitar y desconectar las conexiones entre sí, debido a los movimientos bruscos. Muchos juegos permiten la opción de jugar con tan solo el Wii Remote en la menos ortodoxa pero interesante forma de juego, la horizontal. El control, al dejarse de sostener por los demás dedos, recae en el índice y medio de la mano derecha; el índice sufre todo el peso. Jugar en horizontal duele en esa articulación del dedo porque la cruceta es demasiado pequeña. 

Nintendo crea una máquina demasiado específica para el control de movimiento; perfectos los juegos diseñados para ello, pero los demás y nuestros dedos sufren demasiado, más si jugamos varias horas seguidas. El control es una obra artesanal de máxima expresión de diseño que rompe paradigmas, pero que no logra satisfacer en profundidad al jugador experimentado que quiere tener buenas percepciones durante sus jornadas largas. 

Por otro lado, soy un usuario obediente y hago caso de las recomendaciones permanentes de ajustar a la mano el control y la muñeca, pero desamarrarse y amarrarse cada vez que se quiera ir al baño o comer o atender la puerta y dejar el control en una mesa de noche resulta incómodo. Es incómodo también no poder rascarse la cabeza sin recordar que tienes un control conectado a tu cuerpo. Puede que la comodidad se vaya ganando mientras la inmersión se cumpla, pero es inevitable no dejar de pensar en todo esto, por lo menos, mientras se deja de jugar. 

Otro de los factores indispensables que dejé por fuera en la idea de la compra es el consumo de baterías. Que a la larga puede afectar el bolsillo de cualquiera y que me parece una completa estupidez tecnológica. Ya es hora de que todos aprendamos de Sony, que no nos permite bajo ninguna circunstancia que abramos los controles y que nunca, nunca, se deje de jugar, incluso mientras se recarga la consola.

Sí, en efecto, no me ha sorprendido para nada el hardware de la consola. Si GameCube es un ejercicio estético y de diseño superior que se ha venido apreciando con los años, Wii es una imposición a los demás juegos que se tienen que ajustar a la idea principal del motion controller. Simplemente no es bonita; entiendo que su diseño es un gran intento de simplificarle la vida al jugador casual y los demás perdemos mucho. 

Nintendo se marca del resto por sus materiales y aquí hay espacio para que todos ellos sean más simples de lo normal: el plástico que, si se presiona, empieza a sonar, el sentimiento de que las partes se doblan... Cosas por el estilo ponen en evidencia la enorme fuerza que tiene el software por encima del hardware, ya que en ese punto todo va en una dirección superior, muy pero que muy diferente. Se nota mucho su inclinación hacia el juego, y se deja por fuera el tema de la piel, de las percepciones, del sentimiento de que hay estilo, como cuando tocas un automóvil de gama alta. No es malo, simplemente diferente. Esas percepciones son importantes, claro, y más si tienes una edad avanzada, pero en Nintendo, me parece que va todo a la funcionalidad más clara, al juguete, a que las cosas funcionen, sean dinámicas y ya. No es un automóvil de gama, es más bien un Chevrolet con refinanciación. Me sorprenden mis palabras, pero el cambio con respecto a GameCube es drástico.

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