Ready player one es una de esas
películas que llaman la atención de las personas que juegan normalmente videojuegos,
debido a que hay que tener un poco de conocimientos del medio con muchas de las
figuras que se ven por momentos en los trailers y por ende en la película para
disfrutar de este evidente espacio por el fan service. Sin embargo cuando estos
jugadores ya están sentados en la sala de cine esperando esa promesa valida, su
público cambia por completo y se dirige a los espectadores de siempre que no
tienen la necesidad de jugar lo actual sino de tener algunos conocimientos de
cultura pop, que todos tenemos. La película
funciona, pero deja demasiado espacio a estos jugadores para que cuestionen cada
tramo, segmento o idea. Es una película que cree conocer la verdadera
naturaleza de los jugadores para invitarlos a la cinta, pero que en realidad no
ha escuchado ninguna de las razones, méritos artísticos o técnicos del
videojuego.
Durante años hemos repetido hasta
la saciedad que jugar videojuegos no nos saca de nuestra realidad o de nuestras
vidas sociales, familiares o laborales. No queremos escapar, no preferimos
realidades alternas y no queremos preferirlas. Deseamos complementar la
realidad, los videojuegos ayudan a ver cosas de nuestro entorno que antes no percibíamos.
No huimos, como jugadores queremos cambiar la realidad haciéndola mejor y
también diferenciamos con marcada amplitud que es real y que no. Los
sentimientos, las relaciones, el amor, no se desnaturaliza cuando estoy jugando
videojuegos, por el contrario se hacen más fuertes, ricas y diversas. La
sociedad no me pierde.
La película predispone al espectador
habitual a considerar que meterse en el oasis es un
juguete. Los videojuegos dejaron hace mucho tiempo de ser considerados no solo
como diversión o juego, y abarcan aún más de esas experiencias humanas en la
actualidad. Por lo que es más limitado menospreciar la idea, de que tendremos aún
más diversas experiencias jugables en el 2044 y esperemos que sean también menos
subestimadas como los jugadores de ese futuro.
No deja de sorprenderme la
cantidad de tiempo que le tomo al quinteto protagonista obtener todas las
herramientas para que sean los líderes de su propia historia. Cualquiera puede
ser un Wade Watts y en mucho menos
tiempo: las comunidades de jugadores de 2018 ya descifra enigmas con una facilidad
de horas, discute finales en días y rompe juegos en semanas ¿por qué habrían de
demorarse más los jugadores de 2044 que serán sin duda niños aún más
inteligentes que nosotros? Y ¿Por qué un jugador en particular se debe tratar
como un mecías, cuando hemos visto que miles de jugadores actuales alcanzan al
mismo tiempo records que parecen imposibles?
Además, el oasis es un juego
online absolutamente ilimitado de mecánicas, de marco de juego, de sistemas de
reglas, de un compendio de respuestas causa-consecuencias, de nivelación de
habilidades, de nivelación de precios, de pay for win, de licencias, y de leyes
entre universos de esas licencias. Un videojuego roto desde el principio con
ideas anticuadas y posibilidades múltiples en el que no habría ningún reto por
cumplir debido a que siempre tendríamos las de ganar si compramos un gundam,
por ejemplo.
Pero no hay nada más incómodo que
el mensaje de cierre como nuestras madres o padres o profesores de colegio que
nunca alcanzaron a entender las posibilidades impresionantes de este medio
lúdico, interactivo, documental, critico, narrativo, social y filosófico: el
concepto de que debemos limitar nuestra visión por nuestra falta de control y
disciplina para los martes y jueves.
Del regaño de considerar esto tan
serio como un libro todos los días, del prejuicio de nuestro comportamiento por
disfrutar de un nuevo medio, de la limitación por no hacer lo que ellos hacen
con su tiempo y de la idea que somos niños confundidos con nuestra vida y
nuestra falta de madurez por sentarnos a vivir estas experiencias tan profundas
que no hacen parte de la realidad. No solo no juego los martes ni los jueves
por que considere que la realidad es mejor, sino que no juego durante semanas o
meses, porque sigo digiriendo un juego completado o porque simplemente no
quiero hacerlo y cuando lo hago mucho, mi edad y mis responsabilidades siguen
estando ahí para que cumpla mis sueños, para que disfrute del viaje de mi
realidad.
2 comentarios:
"¿por qué habrían de demorarse más los jugadores de 2044 que serán sin duda niños aún más inteligentes que nosotros?"
Se me ocurre otra pregunta, porque deberían ser mas listos. ¿Solo porque sí? Según en la película la gente solo se dedica a estar en ese mundo virtual, de hecho ese dinero se puede usar para pagar una casa. Buen artículo. Muy interesante.
Creo que historicamente, estadisticamente y hasta científicamente los niños han desarrollado estrategias conjuntas al desarrollo de la tecnología para adaptarse a esta que los ha determinado a considerarse mas inteligentes en esos aspectos. También lo digo por vocacion propias, yo no tenia tantas competencias desarrolladas como un ahijado que tengo de 9 años a esa edad. Aunque claro, como el futuro es incierto, no podríamos determinar la inteligencia de esos niños.
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