Ha sido un e3 sumamente extraño
entre el cumplimiento de promesas sin hacer más promesas y la falta de un ganador
realmente determinante, un E3 con mucho contenido pero sin franquicias nuevas que pudieran dar un golpe a la mesa. Una feria casi engalanada por la costumbre, como si fuera un día
normal en un restaurante. Como si nos hubiéramos sentado esperando
de antemano lo que nos iban a servir y cuando llega el plato soltamos un
suspiro solo para decir :"pues eso". No hubo un chef que nos sorprendiera
gratamente, no existieron muchas sorpresas, pese a que el mesero trajo rápido la
comida.
Cada paso dado por las
conferencias era exactamente el pronosticado con lo pronosticado, y por ello se
dilataba lo que ya sabíamos, para evitar preguntas con respecto a la magia de
lo que no sabíamos, de las sorpresas que queríamos que llegaran. No habíamos visto absolutamente nada acerca
del juego de Amy Henning de Star Wars y efectivamente no nos mostraron nada, ni
de este, ni del juego de Respawn. Queríamos ver los enormes AAA exclusivos que
nos hicieran comprar una nueva Xbox One X y salimos pensando que ni es
necesaria una One original, así sea, de segunda mano. Es más que evidente que la
consola de Microsoft está fuertemente centrada en el joven estadounidense que
no lee mucha prensa, juega mucho Madden y le importa mucho ,al menos, un solo uso
de su televisor recién comprado en 4k.
Esperábamos el nuevo Assassins Creed y pese a un salto de dimensiones y características jugables y estéticas,
a la tercera visualización se pierde lo llamativo: el sistema de base sigue
siendo el mismo y vuelven a entrar las dudas. Justamente lo que esperábamos. En esa misma conferencia, Ubisoft monto de
nuevo un show lleno de juegos que hay que coger con pinzas o que atribuyen al
lema de "no todo lo que brilla es oro": The Crew 2 se fue desmejorando
gráficamente en menos de 5 minutos y pese a que más de uno se le agüó el ojo
con el anuncio de Beyond Good & Evil 2 reconsidero reenfocar las
esperanzas. Precuela, mundo abierto, procedural, online y más encima: "This presentation is day zero of development",
que se llame como aquel juego es pura casualidad al final.
Yo y millones de personas mas
conectadas a sus redes estábamos esperando con una comodidad apabullante que
Sony hiciera una presentación que nos hiciera gritar y zambullirnos en esta
carrera por las expectativas, como lo había hecho en las dos anteriores
versiones. Esperabamos lo inesperado. Y como si la vida de los jugadores no
fuera mas de rascarse la cabeza, nos dieron exactamente lo esperado. Incluso
menos. Recibimos gameplay un poco distante de Days Gone que juega en la zona
de confort de The Last of Us, un Monster Hunter de texturas feas, un Detroit
que se desdibuja por el Shyamalan de los videojuegos llamado David Cage y que ya
parece aburrirse hasta de si mismo, un God of War que promete la misma
sensación de poder jugable y estético típico de Santa Monica Studio que ya vimos
el año pasado y un gameplay de un Spiderman que facilmente puede ser el juego
de la feria pero que nadie pudo jugar solo para confirmar el hecho de que la
generación de jugadores que no termina su montón de juegos, necesita ser
paciente. Al menos hasta la mitad del primer semestre de 2018.
Sin embargo todas esas promesas
por mas lejanas que parezcan, conllevan a un nido de aspiraciones que son muy
validas para con este medio. Vale la pena ilusionarse por un 2018
que tendrá un vistazo de un gran ausente aquí como The Last of Us 2, un juego de las
dimensiones de Red Dead Redemption 2, el mismo God of war tal vez en Marzo y un Spiderman que puede ir más cerca de las fechas decembrinas de que lo
imaginamos. También es justo que los jugadores más emocionados se sorprendan
como niños, ante lo extraño que resulta el bombardeo de las franquicias de
siempre, tan temprano, en Nintendo Switch: un Mario que produce una inmensa
felicidad y un recuerdo muy fresco al de Nintendo 64, un nuevo Kirby, Xenoblade, Fire Emblem y finalmente un nuevo Yoshi.
Además, pese a que solo fue hasta ultimo termino donde salieron a relucir las sorpresas, vale la pena un mundo del videojuego donde se sabe que se está haciendo un nuevo Metroid Prime y un nuevo Pokemon. La gran N, lo ha hecho tan correctamente que me resulta sorprendente y el que se queja de la consola aduciendo que su catalogo no es tan puntero solo esta sacando excusas para no decir,simplemente, que no quiere comprarla. Tranquilo nadie tiene que.
Además, pese a que solo fue hasta ultimo termino donde salieron a relucir las sorpresas, vale la pena un mundo del videojuego donde se sabe que se está haciendo un nuevo Metroid Prime y un nuevo Pokemon. La gran N, lo ha hecho tan correctamente que me resulta sorprendente y el que se queja de la consola aduciendo que su catalogo no es tan puntero solo esta sacando excusas para no decir,simplemente, que no quiere comprarla. Tranquilo nadie tiene que.
Por si hasta ahora el análisis de
la conferencia pudiera parecer neutral, es necesario cerrar con un aire
positivo. Ha sido un e3 extraño, pero no uno malo. Tradicional,
costumbrista, cero romántico pese a las lágrimas del desarrollador de Mario +
Rabbids: Kingdom Battle y falto de sorpresas. Nos hemos ido con las dudas del
trabajo de From Software, de saber que ha estado haciendo Retro Studios todos
estos años, de como irá el remake de Final Fantasy 7, de las ausencias de Sucker Punch, Resident Evil 2, Shenmue 3 y sobretodo, del incierto de Konami con sus pachinkos y de Platinum Games sin un futuro por
delante.
Y de repente, me brillan los ojos
cuando de entre las sombras y esquinas ocultas menos pensadas salieron las
sorpresas. Sorpresas que nos hacen mirar el calendario y esperar lo mejor de
nuestros bolsillos. De la versión del E3 2017, me llevo el diseño artístico de
The Last Night, lo sobrado del contenido de Breath of the Wild, la brillantez jugable de Arc System con un Dragon Ball Fighterz venido desde el mismísimo
cielo a rescatarnos. Un Gran Turismo Sport al que le dedicaremos mas de unas
cuantas horas viéndolo entre efectos de iluminación, competencias, hdr y ruidos
de exhostos. Un hermoso y melancólico Ori que iluminará en el catalogo de Xbox y
un pensamiento de "tal vez", si el dinero sobra, para Evil Within 2 que puede dar
mucho de que jugar.
Inclusive si lo pensamos bien, ha
sido un E3 de contenidos sólidos en el que han brillado con dudas ,eso si,
primeras personas como Wolfestein 2 y un Metro scriptado. Es más, finalizó con una
promesa muy bestia que nos da a entender como pueden lucir los videojuegos en
el futuro, de como se pueden sentir y de como pueden ambicionar,si claro esta,
el dinero, el publico y las condiciones lo prestan. Me voy con Anthem, aunque
tal ves no deba tener estas pasiones que me despierta un personaje extraño que no llegue a lucir así de bien como se ve.
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