Thatgamecompany es uno de los mejores estudios de videojuegos, a veces pienso que el mejor de todos. Y se muy bien que siempre nos la pasamos hablando de los mejores y haciendo tops y considerándonos conocedores de lo mejor, pero lo digo en serio. Hacer Flow y Flower no tuvo que haber sido fácil, pero se juntaron unos elementos importantes entre el talento de todo el equipo que se conocía de antes en una maestría y el apoyo de Sony y Shuei Yoshida para potenciar la playstation network con tres juegos que son magistrales en PlayStation 3.
Lo de Thatgamecompany es hacer un tipo de juegos propios, es inventarse un genero y es alcanzar la cima de estilo, jugabilidad y emoción trascendental que jamás se había visto en el medio. Y es que puede parecer más exagerado aun, pero Journey es posiblemente el juego de video más importante, tal vez el mejor, la obra máxima. La emoción y el sentimiento puro, abierto para todo el mundo, tocando las fibras de cualquiera. Tengo sus emociones, sus controles, sus ideas, su música y su final tatuado en mente, y aseguro que fue tal su impacto que la industria lo estuvo imitando en lo grafico y en lo emocional desde entonces, para siquiera alcanzar lo que el juego aborda.
ThatgameCompany tiene un jefe, un Miyamoto, una cabeza, un líder: Jenova Chen es un autor, no sé si el mejor, tal vez lo sea, pero un artista, un creador, un filósofo de la tecnología, que ha elaborado tesis sobre el disfrute y el placer de los videojuegos. Su sensibilidad y su emoción es de otro nivel, es un creador importante, el diseñador por sustracción. Sin embargo, tras esos tres juegos, Sony acabo el contrato de exclusividad de la compañía.
Con el renombre ganado y sin mucho dinero, la desarrolladora perdió muchos de sus trabajadores iniciales. Esperando que llegara la compensación se fueron diseñadores y aparecieron obras muy parecidas como Abzu, que bebe enteramente de Journey . Ante estas ausencias, la compañía enfrentaba el desafío de la sobrevivencia y una vez recibido el dinero se lanzó en el desarrollo de este Sky: children of the light. Tenían 5 millones de dólares para hacer un juego. Sony se lo perdió, todos nos lo perdimos, pagamos unos platos rotos así el juego haya salido. Déjenme explicarles.
Sky se siente como un juego diseñado, en primera medida, en una primera fase, a la misma medida que Journey: single player con contacto online. La idea era vivir una experiencia en un mundo, y vivirla con alguien, ocasional. Sin embargo, el giro de tuerca, es que pese a que sería un mundo casi lineal, aéreo, entre nubes, con un espacio más grande por explorar, cosa que se siente evidente en la campaña principal, en la ramificación principal; esta vez, serian muchos más acompañantes que alimentarían la historia y la coherencia de nuestra presencia en el mundo virtual. Serian otros niños/espíritus que nos acompañan en la tarea de recibir la luz de los que se perdieron antes.
Incluso, es un secuela espiritual y casi directa de Journey. Es muy posible que hasta hayan reciclado muchísimas cosas del motor, y con el presupuesto limitadísimo, se ven cosas calcadas con mejoras en las interacciones y los efectos. Ya había trabajo hecho, solo era cambiarlo un poco. Y es aún más posible, que haya sido diseñado para una PlayStation 4: el vuelo de los personajes plantea subidas, horizontalidad, verticalidad y velocidad, con control de movimiento, en un mundo que necesita, para el vuelo y la exploración, una escala más grande. Mientras que en lo gráfico, necesita mucha más potencia y conocimiento de la plataforma y sobre todo, texturas a la distancia y mejores animaciones de personajes. El juego tenía unas ideas que estaban definidas en un estilo artístico más bello y mucho mejor optimizado que en esta versión final para móviles y para otras plataformas. Ideas que no están y que se notan, como lastres del control al quitarlas.
Ideas removidas cuando deciden lanzar el juego en todas las plataformas, donde el concepto cambia para mal. Se sustituye una campaña principal fluida por un mapa con trabas, se cambia y se reduce, se mete en un celular, se alteran los controles, se quitan ideas de la campaña principal para venderlas en los pases de temporada de después, se cambia el mapa para que se tenga que pagar o pedir ayuda a otros, para poder entrar a áreas que solo tienen un ligero cambio estético, y se crean situaciones forzadas para el motor gráfico, donde el salto sin vuelo, es completamente impreciso y tosco. Se reduce la escala y se lanza un juego que sí, quiere contar un mundo, que tiene todo lo perfecto, onírico, bello y emocional de la tradición de Jenova Chen y del estudio, pero que está diluido o perdido por transfórmalo en una red social, free to play.
Es un juego hermoso, sin duda, es una obra maestra indiscutible, que se vuelve totalmente discutible cuando le atraviesan, a partir de martillazos, una red social, una incorporación de texto, de poses, de caras, de vestuarios, de máscaras, y de salas o fogatas con guitarra, que desfiguran la historia principal por completo, y que son compradas en el juego, por niños y jóvenes que no se han topado con otras obras maestras antes. Como si esto fuera al mismo tiempo, animal crossing, miiverse, fortnite o el universo meta. Es andar por la historia evocadora y toparse con una mesa de te, flores y una hamaca, mientras que un jugador está diciendo “larga vida a Israel” y el otro, está diciendo, en el texto saliente: “palestina libre”. Unas cosas que no deberían estar en una pradera entre nubes, romántica y evocadora del nivel 2.
Es un pilar sólido, tal vez la secuela del mismo nivel de obra maestra que Journey, pero partido por la mitad y rellenado con plástico. Y todo esto pasó, porque ahí está el dinero, porque el gran publico quiere eso y paga por eso, y porque Sony se la jugó con toda, por esa idea de abandonar lo Arty, lo independiente, en el principio de la generación de Play 4. Porque Thatgamecompany tenía deudas y salarios por pagar, y porque se tiene que buscar el éxito financiero para seguir adelante y tener una comodidad difícil de conseguir, en una industria que está despidiendo a todo el mundo. Por que en realidad, los free to play deberían llamarse free to play but pay more to play better and more. Y porque a pesar de todo esto que este diciendo de juego roto o partido, Sky: children of the light es un éxito sin mucho ruido en la comunidad adulta del videojuego que visito.
Pero entonces, ya con el control en la mano, haciendo la tarea, descubres esos segmentos de concreto, solidos, principales, tan hermosos, románticos y evocadores, ese nivel de belleza y de sentimientos, que terminan dando mucha rabia, porque han sido convertidos y transformados en otra cosa a punta de presión económica.
Da rabia que no se hayan alcanzado las ideas iniciales, que no se entienda la historia, que el mundo se delimite para que los jugadores compren pases de temporada y jueguen nuevos pedazos de mundo, que estarían en la versión planeada, inicialmente. Da rabia que se haya convertido en una red social donde no hay conversación, ni madurez, ni arte, sino postureo, ridículo y material de youtuber infantil y sobre todo, que no se juegue mucho a nada, que todo este puesto ahí con mala gana y de forma repetitiva, poco original y muy simple. Da rabia que uno encuentre áreas donde no se sabe qué hacer o a quien pedir ayuda, que toque quedarse encerrado, que uno sienta una atmosfera vacía de detalles que la campaña principal si tiene, y que toque dejar botado lo que estabas haciendo porque aparecen unos espíritus mal diseñados que te hablan y te hacen mímicas sin sentido.
Da rabia que el sistema de colisiones del motor, no estaba hecho para esas cosas pequeñas de red social, porque era un juego de avance, de rebote, de vuelo por nubes altas y espacios gigantes y ahora toca prender velas con un sistema torpe, donde se tienen almas o NPCS/ personajes animados como el culo. Cuando en Journey ninguna decisión estética o de animación se podía ver mal. Que el sistema de colisiones este forzado a hacer campings, a animar niños haciendo bailes ridículos, o teniendo un gesto de amor y paz en baile de kpop coreano. Da rabia que el control se ve desajustado, cuando el salto de rebote sobre las paredes o niveles de cualquier sitio, en sitios donde no se puede volar, o en sitios pequeños, pierde total fluidez. Porque claro, hay que hacer que el jugador se desvié por esos pequeños espacios para que pase por caja o se antoje de tener todas las ridículas expresiones o todas las caras y pelucas, o ponchos que quiera, hablando o teniendo contacto con otro que si tiene todo eso. Y con todo esto, se olvide de que existe una idea principal demoledora en lo visual y en lo experimental que es tan buena y tan bella, que alcanza a cumplir todo esto en el final ecléctico medio cerrado, pese a la parafernalia tontísima de red social.
Este juego tiene a Jenova Chen, está ahí, se nota su presencia, son sus ideas principales en pantalla, las de un juego que no era red social, ideas que lo mantienen a flote y convertido en un éxito de celulares, en un éxito del juego simple y fácil y al que se le baja el racero porque no puede pedírsele más, a algo gratis en un mercado donde hay muchas más cosas peores. Es triste y es doloroso, que con todas estas críticas hasta yo acepte, sin ningún reparo, que hay un juego ahí, que fue literalmente vendido, para que consiguiera mucho dinero, porque el renombre, la calidad, el nivel artístico, los 10, los dice awards, el poner en una cima histórica a un juego, no da dinero y no reditúa.
Porque esto es una enseñanza, una demostración de que si la industria obligó o presionó a que un juego de esta índole se vendiera de esta forma, no puedo imaginar al resto. Si Chen fue empujado así, como será con los que no tienen su renombre. No puedo imaginar la realidad de una industria atravesada por el dinero, las transacciones y el impacto en redes, antes de la calidad.
Era un juego del que su espera me marco profundamente y en el que me encontré con situaciones aleatorias y sin sentido, con silencios absurdos, con suplicas para que alguien online me ayudara, con espacios vacíos y llenos de problemas de texturas, con interrupciones de cinemáticas por niños jugando delante de la cámara en sucesos clave de la historia principal: un juego lleno de ridiculez y belleza en partes iguales, sin guía, sin cohesión, sin entendimiento. Un juego con todas las papeletas de ser el mejor, repito, dotado de una belleza y un mensaje y unas mecánicas imponentes, que nunca existió. Es un lastima que este, sea el reflejo de la industria y espero que Chen, este haciendo con el dinero que ahora tienen, un juego donde se pueda cumplir todo lo que él desea, de un medio que impulso con sus tres juegos anteriores. Gracias por leer.