Todos tenemos dentro diferentes
formas de vivir la vida, definiéndolas como personalidades que se
adaptan a las condiciones externas y que cambian de manera repetida dependiendo
de nuestra firmeza o sensibilidad. Entre esas personalidades me he encontrado
con tres. Una de ellas es la que escribe y que le gusta
meterse en twitter, leer, trabajar por horas para ganar un salario que no le
parece suficiente, soñar con la grandeza profesional, tener una familia normal
y adquirir ciertas cosas que incluyen todos los videojuegos posibles. Ese Selinkoso
que habla en tercera persona, lo cual me parece una chorrada pretenciosa,
escribe estas líneas, tiene una relación fraterna con sus padres relativamente
jóvenes y le gusta conversar con todas las personas posibles de su generación.
Sin embargo existen otros dos yo,
que he identificado con el pasar de estos últimos años: el yo físico y el yo
contemplador. (¡Vaya! esto está sonando más trascendental de lo que esperaba).
El hombre físico lo encuentro cuando me abstraigo de todo pensamiento y me dejo llevar por lo que está
en el exterior adaptándome a lo que lo me aflige, desahogándome con movimiento y sin
ningún pensamiento como carga. Ese mismo hombre es el que nada en la piscina
por horas y el que actúa sin razón de manera impulsiva.
El contemplativo, por otro lado, lo encontré cuando
subí a un nevado, durante un fin de semana en una pesada excursión con guías y
compañeros, acampando en páramo y de paso perdiendo al finalizar todo el
trayecto, 3 kilos en menos de tres días. Aquel viaje me desconecto
profundamente, de todo lo que le corresponde al primer hombre que les describí
y paulatinamente me convertí en un observador de las cosas que me rodean sobreanalizando el paisaje alrededor y las historias de las personas que han viajado
hasta allí. Me gustan las montañas y contemplo en el futuro un sueño de viajes
por esas áreas cuando el dinero y el tiempo lo permitan. Esa extravagante,
estereotipada y hasta hippie idea de concebir el mundo, solo para ver lo que
pocos ven, sentirse insignificante y más cerca del espacio desnudo, es algo que
me seduce, he de aceptarlo. Tener la posibilidad de simplemente sentarse a ver.
Hace pocos días volví a vivir
cierta des conexión durante una semana de todos los medios electrónicos
posibles, salvo del televisor que me permitía conciliar el sueño después del
cansancio producto de las caminatas, y de visitar lugares donde se vivía de una
manera tan diferente a la mía. De una forma absurdamente natural me había
olvidado de redes sociales, de la intoxicación de ver muros de otras personas, de
fotografías de mujeres en el gimnasio, de las polémicas de twitter, de las
ruidos de los carros, de que hay que tener éxito profesional, de tener una vida
de televisión y fines de semana, de ser exitoso dependiendo de cuantos fiestas con
música electrónica o vallenato, has tenido. Solo deseaba que la vida fuera simple de nuevo. En un viaje sin retorno, hacia sitios donde pasa nada y al
mismo tiempo todo. El contemplativo se había olvidado hasta de algo tan sagrado
como los videojuegos. Aunque claro, ellos estaban dentro de mí.
Comprendí a las personas que
nunca han jugado un videojuego, que no los desprecian o juzgan, sino que
simplemente no tienen idea de su existencia, porque no pertenece a su vida, ni
en la más minúscula parte. Al igual que el cine, o el arte, o la lectura. No es
por su intelecto, no es por nada parecido, sino que simplemente su camino
circula por otros lados. Y allí viví.
Los videojuegos son una via de
escape de una realidad, para vivir y entender cómo viven otros, pero que dependiendo de la realidad, es cómo funciona el mecanismo de
escape. Es escapar, claro, pero al final volver a lo que somos. En mi caso,
volver a este que les escribe. Una vida sin videojuegos en esta
realidad se me hace insufrible, incompleta y me produce un mecanismo de defensa
para aceptar las cosas que no salen bien planeadas en tu vida. Pero no niego
que todas esas historias tan espectaculares tan enlazadas con la tecnología, me gustaría
vivirlas, mas bien, con mis propios ojos asumiendo esa otra personalidad, y teniendo el
profundo placer de ni siquiera tener conciencia de que las estoy viviendo con
tal heroísmo.
Le agradezco profundamente a los
videojuegos por que posiblemente me impulsaron a tener esa clase de sueños y
formas de comprender el mundo que me rodea, pero seria bueno que de la misma forma que
hoy están tan presentes como un amigo, les pudiera en un futuro decir adiós sin
remordimientos o dolores. Espero que ustedes tengan esas aventuras tan hondas,
y cuando vuelvan a los sitios donde juegan se topen con un consola y tengan el
placer de decir: no me acordaba. Esto no es una despedida, para nada, simplemente es un comentario de algo que se me atravesó estos días. Gracias a
los creadores de imágenes aquí reseñadas, pero sobre todo, a ustedes por leer.
Nada más cerca de la realidad. Aquellos que disfrutan Uncharted, aquellos que les apasiona Rapture y Columbia, qué son sino soñadores. Gente que desea evadirse de su día a día para trasladarse a un paraje inhóspito y nunca visto por nadie. Somos los gamers, en su mayoría, exploradores virtuales, y solo hace falta darnos un empujoncito para irnos a vivir a la cabaña del bosque, y darnos cuenta que no siempre una aventura se vive con un mando en las manos, sino con una mochila en nuestra espalda.
ResponderEliminarUn saludo Selinkoso!
Que gran comentario. La vida de los soñadores, los que emprenden viajes dificiles, enseñados por los videojuegos, pero protagonizados por nosotros. Bienvenido siempre victor.
EliminarMe parece bien buen comentario y articulo al final es una vivencia que todo el mundo debería pasar para ver una perspectiva que casi no vemos o jamas se nos pasa por la cabeza y lo digo por que es cierto que los videojuegos nos traslada a otros mundo o universos para ser otra(s) persona(s) y usando ese personaje(s) y hacer una o conocemos su historia, se bueno o malos o ser ese jugador de x o y deporte que tanto adoras pero al final es un medio de entretenimiento nada mas que su propósito es divertirnos relajarnos quitar el peso que nos da nuestra realidad ademas la tecnología ni los videojuegos son nuestros carceleros (y se que no viene al tema ) pero nosotros si al fundirnos por horas, días, meses o años y diciendo que nuestra realidad es una porquería y que nuestro único escape sean estos medios (y vuelvo a repetir esto no viene al tema y no lo expenderé mas) pero si puedo decir que al final es uno el que decide si dejarse controlar por sus impulsos (lo que tu dices yo físico) o reflexionar y encontrar el equilibrio entre la vida y la tecnología (y si lo se sonó a auto-ayuda con jorge duque linares (si no lo conocen es un tipo que tiene una frase que dice "con actitud positiva")) gracias por este post o no se como llamarlo espero que "la luz ilumine tu camino"(si juego WoW)
ResponderEliminarSiempre he mencionado que los videojuegos son una de las cosas mas importantes de las menos importantes. Prioridades y cordura, liberarse en un mundo diferente pero nuestro al mismo tiempo.
Eliminarmuy buen articulo; con los videojuegos he vivido mil vidas y he explorado mil mundos virtuales que en la realidad jamás hubiera podido, ni por tiempo ni por dinero
ResponderEliminarGracias por tu comentario, videojuegos una pildora de libertad y sueños.
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